La friendzone poética más intensa de 2025 ya es guerra abierta. Hay versos, hay drama, y hay un gato que no quiere saber nada más del perro.

Por Agapito Pulpillo, enviado especial al banco del parque donde todo empezó y donde ahora se libra la Batalla Final de las Emociones Mal Entendidas.

ATENCIÓN PLANETA TIERRA Y ZONAS ADYACENTES:

La paz ficticia ha terminado.
El helado emocional se ha derretido.
El zapato prestado ha sido devuelto con una nota que dice:
“No soy tu colega, soy el gilipollas que confundiste con tu hermano mientras me mirabas como si te debiera una croqueta cósmica.”

LOS HECHOS (más o menos):

Babi, trovadora de la friendzone gourmet, lanzó su himno “COLEGAS”, una pieza repleta de cariño, metáforas de calidez, promesas de helados compartidos y referencias zoológicas al amor entre su perro y el gato de él (que probablemente esté traumatizado).

Todo iba bien… hasta que Colega escuchó la canción con una sonrisa, la volvió a escuchar con una ceja levantada, y a la tercera vez gritó:

“¡PERO QUÉ COÑO ME ESTÁS DICIENDO, BABI!”

COLEGA CONTRAATACA CON SU NUEVO SINGLE:

No Soy Tu Hermano, Soy Tu Error de Cálculo Sentimental,
Una oda furiosa, pegajosa y con olor a helado pasado, donde el susodicho colega confiesa que no quería ni helado, ni plato, ni zapato prestado: quería su alma desnuda y un par de besos con lengua y consentimiento.

“Tu perro ama a mi gato, ¿y eso qué?
Si yo quiero que me muerdas el cuello, no que me firmes la paz.”

“Me llamas colega, y me abrazas como quien paga una deuda emocional con puntos del supermercado.”

“No me pongas en tu mesa si me vas a servir sobras de atención con topping de ‘me haces sentir segura’.”

TESTIGOS DECLARAN:

“Le vi llorar comiéndose un Cornetto mientras gritaba ‘¡¿Por qué me haces esto si sabes que me pongo tonto cuando me hablas bonito?!’”, dijo una señora que paseaba a su hurón.

“El gato está raro desde que escuchó la canción”, confirmó un veterinario que prefiere mantenerse en el anonimato.

REPERCUSIONES:

  • El Banco donde se sentaban ha sido clausurado por la Policía Emocional.
  • El heladero del barrio ha entrado en depresión: “Desde que se pelearon, nadie me pide el combo de vainilla-trauma.”
  • El perro de Babi y el gato de Colega han sido separados por orden judicial: “Demasiada tensión sexual no resuelta en el entorno”, declaró el juez.

DECLARACIONES DEL COLEGA:

“Yo venía por amor, y me diste una suscripción a Colegas Plus con anuncios incluidos.
¡No soy tu hermano, Babi! ¡Soy el único que te miraba como si fueras un eclipse con tetas!”

CONCLUSIÓN:

Lo que parecía una oda a la amistad terminó siendo una película de desamor disfrazada de picnic con helado.
Babi dio versos.
Colega quería besos.
Y ahora todo huele a helado derretido y frustración con guitarra.

Seguiremos informando desde el centro de rehabilitación para hombres confundidos por mujeres que escriben bonito pero miran raro.

Porque si esto no es amor…
¡que venga Neruda a explicarlo!