Madrid, Oficina de la Risa Distópica.

En un giro inesperado digno de una telenovela escrita por Kafka y dirigida por Almodóvar, un grupo de feministas radicales del Ministerio de Igualdad se ha visto envuelto en una crisis emocional tras la reciente ola de memes, chistes y declaraciones incendiarias sobre la llegada de los «fachistas» al panorama político español.

El evento, bautizado como «Llorar es resistir: lágrimas contra el patriarcado opresor», incluyó pañuelos sostenibles hechos de fibras recicladas y una playlist exclusiva en Spotify titulada Sola, borracha, pero llorando con dignidad.

Fachistas y chistes: la combinación fatal

Según fuentes internas, la preocupación no es tanto por las políticas que puedan aplicar los «fachistas», sino por el nivel de humor negro que los acompaña. «Es que no paran de decir cosas como ‘el Ministerio de Igualdad es como un spa, pero con más gasto público’. Eso duele, y no porque sea falso, sino porque ¡ay, el sarcasmo! ¡Nos están robando nuestro derecho a ofendernos en paz!», declaró una portavoz con lágrimas en los ojos.

Las lágrimas como arma política

En una improvisada rueda de prensa, las activistas anunciaron que usarán el llanto como una forma de resistencia. «Si lloramos lo suficiente, podríamos inundar el Congreso y obligarlos a legislar desde lanchas de remo, lo cual sería poético y ecológico», afirmó una participante mientras tejía un cartel de protesta con hilo biodegradable.

Entre memes y memes, ¿quién gana?

Por otro lado, el ala más moderada del movimiento feminista sugirió crear un taller de «Chistes Igualitarios», con el objetivo de contrarrestar el humor ácido de los nuevos mandatarios. «¿Por qué no podemos reírnos también? Pero claro, que las risas sean inclusivas, diversas y con perspectiva de género», señaló la propuesta que, según dicen, fue recibida con un silencio tenso y algunas miradas de sospecha.

Reacciones internacionales

Desde Twitter, cuentas anónimas con avatares de gaticos ya han lanzado hashtags como #LloroPorEspaña y #FachismoHúmedo, mientras que en Bruselas se rumorea que la Unión Europea podría sancionar a España si las lágrimas alcanzan niveles tóxicos en el Manzanares.

Por su parte, los supuestos «fachistas» declararon que las lágrimas les parecen «sabrosas», pero que preferirían un debate político sin tanto drama. «Que no se preocupen, hemos traído botes de chiste repelente por si se pasan de ofendiditas», comentó uno de ellos entre carcajadas y copas de vino tinto.

Seguiremos informando… entre risas y lágrimas.