Washington D.C., la cumbre de lo inesperado.

Elon Musk, magnate, dueño de Twitter (o lo que queda de él) y autoproclamado «jefe supremo de los memes», lo ha vuelto a hacer. Durante la toma de posesión de Donald Trump, el excéntrico empresario realizó un movimiento tan raro que ahora los analistas de medio pelo en los medios de comunicación lo están calificando como «el primer saludo nazi realizado bajo los efectos de setas alucinógenas».

El momento quedó inmortalizado cuando, en un intento de conectar con la Generación Z o quizás con los habitantes de alguna dimensión paralela, Musk ejecutó un «dab raruno». Con un brazo extendido hacia el público y el otro doblado como si tratara de imitar un flamingo con artritis, su expresión facial oscilaba entre el éxtasis y la confusión existencial.

Los medios: ¡Es un nazi en ácido!

No tardaron en saltar las alarmas. Diarios sensacionalistas y tertulianos con cara de indignación permanente proclamaron que Musk había perfeccionado una nueva forma de saludo fascista. «Es claramente un homenaje al nazismo, pero mezclado con movimientos corporales propios de alguien que ha ingerido hongos en cantidades industriales», dijo un analista que, curiosamente, también vende suplementos de vitaminas en Instagram.

El hashtag #DabNazi se posicionó rápidamente como tendencia, aunque compitió ferozmente con otros como #MuskShroomHitler y #SetasConPropaganda.

El propio Musk responde (cómo no)

Fiel a su estilo, Musk no dejó pasar la oportunidad de echar más leña al fuego. En un tuit desde su cuenta personal escribió:
«Si alguien cree que mi dab raruno es un saludo nazi, claramente necesita un nuevo cerebro, preferiblemente uno de Tesla. El mío solo estaba sintonizando con la vibración cuántica del universo. Chill, bro.»

Más tarde, subió un meme de su dab comparado con un koala haciendo yoga, acompañado de la frase: «Nazi, pero con flow».

La verdad detrás del dab

Testigos presenciales afirman que Musk simplemente intentaba innovar. «Nos dijo que quería reinventar el dab para que fuera futurista. Pero algo salió mal y terminó pareciendo un DJ en pleno ataque de calambres», declaró un asistente al evento.

El profesor de historia moderna, Dr. Drean Mandíbula, añadió: «Musk no está reivindicando el fascismo, claramente está reivindicando lo absurdo. Su dab es más cercano a un ritual chamánico fallido que a una ideología totalitaria.»

¿Setas en el menú?

Los rumores sobre un posible consumo de setas alucinógenas antes del evento también fueron avivados por la propia actitud de Musk, quien insistió en que había visto «al espíritu de Nikola Tesla bailando reguetón» durante la ceremonia. Cuando un periodista le preguntó directamente si estaba bajo los efectos de algo, Musk respondió: «Solo del amor por la innovación… y tal vez un poco de matcha.»

Conclusión: un dab para la historia

Mientras los medios siguen debatiendo si fue un saludo nazi, una actuación artística incomprendida o simplemente Musk haciendo de las suyas, lo único claro es que el magnate ha conseguido lo que quería: que hablemos de él.

Desde aquí, solo podemos preguntarnos: ¿Qué será lo próximo? ¿Un moonwalk en Marte? ¿Un twerking en la ONU? Nada está fuera del alcance del hombre que transformó un simple dab en un debate global sobre hongos y fascismo.